
06 Abr Analizando el modo en que inciden los plaguicidas altamente peligrosos, y la vinculación de la FAO con las grandes empresas, en nuestra alimentación cotidiana
Quizás usted, que ahora está leyendo esta nota, piense que el problema derivado del uso de plaguicidas está muy alejado de sus temas y problemas cotidianos. Que se trata de cuestiones vinculadas a áreas rurales y actividades agrícolas; nada más alejado de la realidad, y esto tiene los siguientes motivos; 1- Los plaguicidas viajan grandes distancias, respecto del lugar donde son aplicados, por medio del aire y del agua. 2- Las frutas y hortalizas que injerimos contienen trazas de plaguicidas. 3- Muchos plaguicidas se utilizan en los hogares para contrarrestar el accionar de hormigas y termitas, así como pulgas y garrapatas en las mascotas (imidacloprid, fipronil, glifosato ) y 4- existen fábricas que elaboran / fraccionan plaguicidas ubicados en áreas urbanas (como la que existe en Villa León, Ituzaingó, que fracciona Sulfluramida compuesto base del hormiguicida Mirex).
Ahora que podemos reconocer su cercanía y nuestra exposición cotidiana a estos tóxicos que pueden afectar a nuestra salud, la idea desde esta nota es compartir dos situaciones problemáticas.
En primer lugar, pensar en la cantidad y los tipos de plaguicidas utilizados en Argentina. En nuestro país se aplican más de 500 millones de KG/Lt de plaguicidas al año, muchos de los cuales pueden ser categorizados como altamente peligrosos (PAP) dada su relación con el ambiente, incluida la salud humana. Respecto a la salud, son productos que pueden producir cáncer, disrupciones endócrinas y alteraciones en la reproducción, mientras que en relación al ambiente pueden afectar a las abejas, persistir en el suelo, el agua y sedimentos. En un trabajo que realizamos recientemente, en el cual comparamos las listas de plaguicidas registrados y utilizados en la Argentina[1] con la lista internacional de PAN internacional[2] es posible decir que de los 445 principios activos registrados en la Argentina 126 de ellos, el 28% se hallan incluidos en la lista de PAN. De estos 126 productos, 123 se utilizan en actividades agrarias intensivas y extensivas, como domi-sanitarios, línea jardín y en campañas sanitarias. Estos productos son importados y formulados por diferentes empresas, y se comercializan bajo diferentes nombres, en los cuales varía la concentración del producto activo y la forma de presentación.
En referencia a las características de los plaguicidas y su relación con la salud humana de los 123 plaguicidas PAP autorizados y utilizados en la Argentina, 13 de ellos, un 10,5 %, poseen una toxicidad aguda elevada. 24 de ellos, un 19,5 %, son mortales al ser inhalados. Respecto a la toxicidad crónica, se hallan autorizados 32 plaguicidas probables causantes de cáncer en humanos (26% del total de PAP) según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, más 2 (1,6%) clasificados como cancerígenos o probables cancerígenos; 25 plaguicidas son considerados como perturbadores endocrinos (20 %) según criterios del Sistema Global Armonizado, aceptados por la Unión Europea; 15 plaguicidas que son tóxicos a la reproducción (12%) y dos (1,6 %) que son mutagénicos. Considerando la toxicidad ambiental de los PAP autorizados en Argentina, 46 de ellos, un 37 %, poseen una toxicidad muy alta en abejas. Por su parte si analizamos los plaguicidas autorizados en Argentina que se hallan prohibidos o no autorizados en otros países, alcanzan la cifra de 140 ingredientes activos. Los productos químicos utilizados, los modos de aplicación, junto a las condiciones de vida y trabajo de los productores/as y trabajadores/as, y las condiciones de exposición de los residentes en las comunidades rurales y periurbanas, confluyen en la aparición de enfermedades agudas y crónicas.
La segunda cuestión a analizar se trata de la relación establecida entre la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) y las empresas que producen y comercializan plaguicidas. La FAO fue creada para mejorar la calidad alimentaria, y así elevar el nivel de vida de la población mundial, la productividad agrícola y la situación social de la población rural. Entre sus funciones aparecen brindar apoyatura para que los países alcancen, a partir por ejemplo de la implementación de políticas públicas, la seguridad y la soberanía alimentaria. Dentro de la FAO se genera y comparte información, que contribuya a alcanzar los objetivos planteados.
Durante décadas, y aún hoy, la incidencia de la FAO fue notable en las políticas públicas implementadas por los países con mayor dependencia de las actividades agrícolas, como nuestro país. En caso paradigmático lo constituye la “revolución verde” que, estimulada por la FAO determinó que a partir de las políticas públicas los países facilitaran el ingreso y expansión de semillas hibridas, plaguicidas y fertilizantes que no sólo generaron dependencia económica sino deterioro socioambiental.
En este momento se está discutiendo el plan de la FAO de establecer una asociación formal con CropLife International, la entidad que agrupa a las grandes empresas productoras de plaguicidas como Bayer – Monsanto. Es de destacar que tales vinculaciones pueden debilitar a los principios establecidos en el Código internacional de conducta para la distribución y utilización de plaguicidas, de la FAO, y asociarla con las empresas productoras de sustancias tóxicas que generan dependencia económica y contaminación. Se debe subrayar que más de un tercio (35%) de las ventas que realizan las empresas miembros de CropLife (BASF, Bayer CropScience, Corteva-Agriscience, FMC y Syngenta) se corresponden con los plaguicidas altamente peligrosos, los cuales implican grandes riesgos para la salud socioambiental, en especial en los países en vías de desarrollo, donde las reglamentaciones son más débiles y no suelen cumplirse. Por último, una mayor colaboración con CropLife debilitaría el compromiso de la FAO de buscar la reducción en el uso de los PAP y además reducir el apoyo de la organización en la investigación e implementación de la agroecología, un paradigma que busca recrear propuestas viables y sustentables para trazar agroecosistemas y generar alimentos de manera sustentable
[1] SENASA Lista de activos web. Consultada el 12 de febrero de 2021.
[2] PAN International List of Highly Hazardous Pesticides (PAN List of HHPs) March 2019Pesticide Action Network International . Consultada en marzo de 2021