“Al movimiento obrero le toca el papel de correr el horizonte de lo posible, paso a paso”

Entrevista a Gustavo Zapata, Sec. Gral. CTA regional Morón Hurlingham Ituzaingó

Se va cerrando el primer año de gestión del Frente de Todos tanto a escala nacional, provincial como municipal. Un año demasiado pesado, desde la irrupción de una pandemia sin precedentes que vino a noquear una economía ya previamente debilitada. En este marco, decidimos conversar con el secretario General de la CTA regional Morón Hurlingham e Ituzaingó, Gustavo Zapata, para que nos brinde un análisis general en el mencionado contexto, y que nos comente algunas propuestas, expectativas y desafíos desde la mirada del movimiento obrero, rumbo a lo que se viene.

Gustavo, para comenzar con un panorama amplio del escenario que nos ha tocado atravesar, pandemia mediante, a lo largo del presente año, ¿En qué condición llega el conjunto mayoritario del movimiento obrero al final del 2020, en términos económico-salariales? ¿Qué perspectivas se avizoran para la primera parte del 2021?

En su articulación entre diversos sectores (federaciones, sindicatos, organizaciones sociales) todavía vemos división orgánica. El debate sobre la forma organizativa más adecuada para la coyuntura de mediano plazo, en este momento del neoliberalismo imperante en el mundo que se inició en la década de 1990, no se superó aún. Sí tenemos unidad política, cuando la mayoría se halla contenida en la iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner, bajo los liderazgos de Alberto en nación y Axel en provincia de Buenos Aires. Los problemas económicos de la gestión macrista nos dejaron un panorama devastador: endeudamiento, fuga de capitales, destrucción de pymes, achicamiento de salarios y jubilaciones vía devaluación, y traslado de ganancias hacia los sectores más concentrados. Tarifas a precios de robo descarado a favor de amigos y socios; desmantelamiento de programas de salud y educación… y así podríamos seguir por horas.

Y por si todo eso fuera poco… la irrupción de la pandemia…

Bueno, la pandemia agravó todas estas decisiones conscientes contra nuestro pueblo. El actual gobierno comenzó a desactivar algunos de estos problemas, como transitando por un terreno minado, pero la pandemia lo obligó a generar un colchón social muy amplio de subsidios, tales como la tarjeta alimentaria, el Ingreso Familiar, el pago parcial de salarios a empresas afectadas, todas iniciativas solidarias y en defensa de los intereses populares. Aún así, se ven señales de reactivación lenta y sostenida, de recuperación económica y de puestos de trabajo, pero el proceso no podría arrancar a pleno hasta tanto no arranque la vacunación masiva y pasemos a un estadío más ágil frente a la pandemia.

¿Qué ejes considerás que son prioritarios para que impulse el gobierno nacional, en articulación con el movimiento obrero, en esta etapa que lentamente se perfila como de post-pandemia más dura?

Como ejes prioritarios vemos la participación de los trabajadores ocupados y desocupados, en las mesas de acuerdo social. El compromiso de las organizaciones debe ser acompañado por una escucha en temas como las distorsiones graves en el mercado de trabajo, que impiden una respuesta integral a la distribución del ingreso. Si no se ataca al trabajo informal, no se elevan los salarios a niveles de consumo sostenible y se respalda el protagonismo de los trabajadores de la economía social – que hoy son auxiliares muy importantes en la emergencia- no será posible la generación de un frente social y político capaz de frenar y controlar a la acumulación y concentración empresarial.

Las limitaciones continúan siendo muy evidentes…

Es que así no podemos controlar los precios básicos, el impacto de la corrida de grupos minoritarios pero poderosos en el valor de la moneda. Hay que avanzar en la democratización efectiva de los medios. Hay que darle un impulso fuerte al acceso a los medios de parte de las organizaciones sociales que sostienen un país más democrático. Con estos medios concentrados y con este elenco de mercenarios de los medios económicos, no podemos sostener ningún debate abierto. Los trabajadores necesitamos más democracia y eso requiere de la desmonopolización de los medios.

Mencionás la necesidad de atacar la informalidad laboral, y también garantizar la recuperación salarial. ¿Qué plantean desde la CTA en tal sentido? ¿El diálogo con el gobierno es fluido, y tiende hacia la aplicación de algunas herramientas que puedan remediar dichas problemáticas?

Gustavo Zapata, secretario General de la CTA Morón – Hurlingham – Ituzaingó

Hoy existe un diálogo intermitente con el gobierno nacional, al formar parte del mismo nuestro compañero Hugo Yasky. Un resultado de ese diálogo fue el estudio presentado durante abril pasado por CIFRA, el Centro de Estudios de la CTA, que fue tomado por Máximo (Kirchner) y (Carlos) Heller para generar el Aporte Solidario recientemente votado en Diputados. Si no logramos el Aporte Solidario, no podemos avanzar en la reforma fiscal para que paguen los impuestos los que más ganan durante todos los gobiernos…

¿Qué papel juega el Ministerio de Trabajo en este escenario?

Es clave, tanto para atacar la informalidad como para articular con los sindicatos y las organizaciones de base. Al movimiento obrero le toca el papel de correr el horizonte de lo posible, paso a paso, desde los intereses nacionales y del pueblo. Permitir, de ese modo, una correlación de fuerzas favorable para construir esa travesía. Un gran frente de avance es la desmonopolización de los medios.

La disputa por una nueva Ley de Medios, actualizada a las herramientas de la hora presente, ¿Es una necesidad a ser debatida en un contexto de año electoral, o creés que se intentará dejar para más adelante?

El proceso de construcción de consensos alrededor de la ley necesita de una decisión política fuerte, y de condiciones de juridicidad posible. Si la justicia está en manos de los defensores de los intereses concentrados, se trabarán todas las iniciativas a favor de los intereses populares. Una celebración popular requiere de cambiar muchas cosas a la vez; estamos en eso, con la fuerza disponible y acordando paso a paso.

La cuestión de la educación y la salud públicas conservan una fortísima actividad pero, al mismo tiempo, son denostadas por los sectores enmarcados en un pensamiento antipopular. ¿Qué evaluación podés ofrecer respecto a la labor en la muy especial situación que atravesamos a lo largo del presente año, tanto para el ámbito de la educación pública como para el vasto cuerpo de trabajadorxs de la salud?

Los trabajadores de la educación recuperamos la herramienta de la paritaria nacional. La discusión salarial en la provincia de Buenos Aires fue en la medida de una provincia devastada y endeudada. Bajo pandemia, se permitió que los sueldos docentes estén unos puntos por encima de la inflación. La ayuda alimentaria se incrementó, permitiendo que los alumnos accedan a bolsones de alimentos. Y allí estuvieron docentes, auxiliares, administrativos, colaborando con su distribución. Se logró avanzar en la educación a distancia, no para reducir planteles, sino para permitir llegar en medio del distanciamiento social a sostener procesos de enseñanza. En un tiempo de celulares y notebooks, los maestros y profesores avanzaron en ponerse a tono con herramientas nuevas y procedimientos para un nuevo tiempo. La fuerte inversión en salud permitió la creación de hospitales nuevos y recuperación de puestos de trabajo. Se lograron alianzas internacionales de apoyo para la provisión de insumos claves. Es un gobierno que entendió claramente su responsabilidad para salvar vidas de modo masivo.

Y en el terruño local, ¿Qué avances se pudieron concretar en estos aspectos?

En nuestra región vimos muchos avances, con la ampliación de instalaciones sanitarias en Hurlingham e Ituzaingó, más la reincorporación de cientos de trabajadores en el hospital Posadas. Es necesario lograr el reconocimiento de la profesionalidad de los enfermeros, sueldos acordes a la responsabilidad social y el reconocimiento del trabajo silencioso y heroico que vienen realizando los trabajadores de la salud.

Gustavo, se viene un año electoral, que casi con seguridad obrará de evaluador de la temperatura social tras la casi primera mitad de gestión gubernamental del Frente de Todos. ¿Qué perspectivas observás desde el ámbito sindical, aún a cierta distancia de la contienda? ¿Qué fortalezas ostenta el oficialismo, y eventualmente qué riesgos deberá sortear para no perder su capital político electoral?

La principal fortaleza que observo en nuestro gobierno es la unidad, la apertura hacia los sectores productivos reales. Si podemos dinamizar e institucionalizar el acuerdo social, y todos podemos aportar ideas y proyectos, potenciaremos nuestras capacidades organizativas. Como ejemplo de esto, la CTA regional avanzará en un diálogo con las cámaras Pyme para conocer las necesidades de formación profesional. No para atarnos a sus demandas, sino para conocer, dialogar y avanzar en la articulación con la economía formal, sin abandonar nuestro aporte a la economía barrial de subsistencia. También trabajaremos en la capacitación en energías renovables, junto a universidades y el Estado. Tenemos el objetivo de fomentar que los cooperativistas y cuentapropistas se apropien de la tecnología para avanzar en su autonomía energética.

Con respecto al otro ítem de tu consulta, es difícil armar pronósticos en un mundo tan dinámico, pero de persistir y profundizarse la dispersión opositora, y nosotros sostener la unidad en el Frente de Todos, es probable alcanzar una victoria importante, y eso posibilitaría la profundización de la recuperación de derechos y el crecimiento.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com