Aeropuerto de El Palomar: El fallo que necesitaba FlyBondi

«… Si van a visitarla

No esperen una fiesta

Así verán a esta

Familia tan normal”

(extracto canción de “Los locos Adams”)

Al fin de cuentas, por más entusiasmo popular que reinara ante la cautelar impuesta el 11 de enero último pasado, las autoridades del gobierno y empresarios interesados en la cuestión se habían manifestado con una significativa tranquilidad. Nada fuera de lo común en esta nueva etapa de un país sometido a un “régimen falaz y descreído” donde los intereses del común de la sociedad, en el tema que fuere, quedan sistemáticamente relegados bajo la negociación y la imposición de las élites del sistema. Todo muy normal, a los ojos de los poderosos de siempre…

La misma jueza Martina Forns que a mediados del mes pasado había impulsado una medida cautelar contra el avance de la construcción del nuevo aeropuerto comercial de El Palomar, ahora levantó dicha medida a pesar de que el estudio de impacto ambiental exigido por los vecinos se realizó con aeronaves distintas a las que utilizará la compañía Flybondi, que en ningún momento dejó de vender pasajes para su vuelo previsto para el 9 de febrero.

Rápido de reflejos y mandado a hacer a la hora de lanzar provocaciones –un elemento sistémico dentro del “mundo Cambiemos”- seguro del recurrente apoyo en las resoluciones judiciales con las que cuenta el bloque empresarial y político que los aglutina, para avanzar en las más variadas gamas de asuntos, el intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, se apresuró a festejar vía twitter la ¿sorpresiva? resolución de la jueza Forns y escribió: “El Aeropuerto de Palomar es la oportunidad de que muchos argentinos, que hoy no pueden hacerlo, viajen en avión para conocer su país. Va a dinamizar nuestra economía generando nuevos puestos de trabajo. Por suerte somos muchos los que pensamos así”.

Resulta por lo menos curioso saber que, simultáneamente y acaso para salvar ciertas formalidades institucionales, la jueza a cargo de la causa solicitó al ministerio que continúe el monitoreo del impacto ambiental de las operaciones en marcha, y que en los próximos 60 días el Ministerio de Transporte de la Nación llame a una audiencia pública.

¿Alguien en su sano juicio puede suponer que tamaña estructura de poder empresarial, con tan altos vínculos en las más altas esferas del gobierno conservador de Ceos que pretende –y de hecho, lo hace- regirse cada vez más a través de meros DNUs y a cachiporrazo limpio, se detendría en su firme tránsito hacia la inauguración del aeropuerto para ser operado por las más que polémica aerolíneas Low Cost? ¿Qué podrían llegar a atender razones del riesgo que implica poseer una pista ubicada a sólo 500 metros del colegio Emaús? ¿Qué les importe mínimamente cualquier riesgo de impacto ambiental? ¿Qué vayan a acatar, graciosamente, desandar el plan puesto en marcha? Y menos que menos, ¿Qué se pierdan el enorme negocio de la construcción del aeropuerto y servicios derivados?

Página/12, en su edición del 1° de febrero, no deja margen para la duda en la nota firmada por Nahuel Lag, cuando asevera que “la compañía aérea nunca dejó de vender tickets para su vuelo inaugural desde El Palomar, programado para el 9 de febrero, a pesar de la cautelar, mientras que (el ministro de Transporte) Dietrich había adelantado que llegarían con la presentación de documentación ´en tiempo y forma´. El fallo también fue una buena noticia para el grupo Eurnekián, que hoy lanzó su corporación América Airports a cotizar en la Bolsa de Wall Street”.

Nunca mejor enunciado el cliché “No más preguntas, Señor Juez”.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com