Abandono y tragedia en las calles de Castelar

Días atrás, concretamente el martes de la navidad recientemente pasada, un joven de 23 años que viajaba en su motocicleta, tuvo un accidente con desenlace fatal en la intersección de las calles Arias y San Nicolás, en pleno centro de Castelar norte. Se topó de pronto con uno de los tantos y tan brutales baches que hay en esa zona, no lo logró esquivar, y producto del fuerte impacto contra el asfalto, falleció. Un joven, reiteramos, de 23 años. Sin dudas, desbordado de proyectos de vida a futuro, que quedaron sin cultivar como consecuencia directa del estado de abandono que presentan muchísimas calles del municipio de Morón.

Continúa con el paso de los días, el enojo entre los vecinos del lugar, a raíz de este lamentable episodio, tan evitable como previsible de acuerdo al tremendo descuido que presentan las calzadas de la citada localidad. Ello, que por cierto se reitera en todos los barrios que conforman el distrito Morón, se añade al malestar creciente por la nueva suba del impuesto municipal, desde un piso del 35 por ciento «para arriba» según indicaron varios vecinos que residen en diversos puntos geográficos de la zona. 

Calles devastadas, muchas veces luminarias quemadas, en un contexto específico del accidente arriba mencionado, que dicho y sea de paso, sucedió a escasas cuadras de la residencia del intendente municipal. Las tarifas locales y de servicios varios, que no paran de subir… conforman un cóctel cuando menos, inquietante y que contribuye al malestar de un vecindario, para colmo, estresado por los hechos de inseguridad habituales. Todo ello deriva en el empeoramiento de la calidad de vida general, que ya es más o menos del común conocimiento de la ciudadanía.

El Dr. Mariano Maccia, vecino de Castelar, un abogado que suele abocarse a temáticas que hacen a la seguridad, dialogó con distintos medios al respecto, y precisó los constantes inconvenientes que padece esa zona del distrito (anegamientos en días de lluvia, baches muy considerables, suciedad en las calles y demás) y vaticinó futuros nuevos accidentes, hasta tanto las autoridades municipales no se ocupen del tema con la seriedad – y la celeridad – que todo ello requiere.

Sabido es por gran parte de la comunidad local, que el estado de las calles, incluso en Morón centro -tanto lado norte como sur- roza lo calamitoso. Muchas veredas están intransitables y representan un «campo minado» para niños y ancianos. La suciedad suele ser notoria, ello atrae el flagelo de los roedores que pululan en pleno centro comercial en horas de la noche, con los diversos riesgos que éstos acarrean, amen de los episodios delictivos. En la sumatoria final de estas realidades inocultables, emerge un municipio que se ha venido transformando en una zona menos atractiva para la vida en sociedad.

Como contrapartida, también conocemos la memoria de «corto plazo» y en no pocas ocasiones, maliciosamente selectiva: Frente al silencio institucional (ese «estruendo mudo» que no puede acallar la crudeza de los hechos en sí) ante este cúmulo de episodios que se vienen concatenando, y que ya cuentan para colmo con pérdidas de vidas humanas absolutamente evitables, el cronista se pregunta como al pasar, ¿Qué reacción se habría generado entre tantos que guardan riguroso silencio ante cada uno de estos acontecimientos, si la cartera gubernamental hubiese estado encabezada por otra bandería política? ¿Alcanzará esta vez, oh clásico de los clásicos, con salir un par de meses antes a reparar más o menos calles y veredas, para que buena parte de la comunidad se quede con esa fotografía de último momento, antes de ingresar al cuarto oscuro?

Esta mañana, 7 de enero, como ya mencionamos en otro artículo, un comerciante cayó fulminado de angustia en una galería comercial, a 150 metros del palacio municipal. Días atrás, un joven se destrozó la cabeza en pleno centro de Castelar, y cayó muerto por culpa de la negligencia municipal que no brinda el adecuado mantenimiento a las calles, tal como les corresponde efectuar.

El neoliberalismo tiende a asegurar la ausencia del Estado en todos los órdenes de nuestras vidas. Descarga todo el rigor financiero para obtener ganancias a costa del bolsillo del grueso de la sociedad, y se desentiende de sus obligaciones cuando están al frente de la función pública.

De esto hablamos, cuando afirmamos que el neoliberalismo mata. Te puede fulminar de angustia con un ACV ante la impotencia de no poder saldar tus deudas. O te puede destrozar contra el pavimento por el abandono sistemático de los deberes de la función pública, para los cuales han sido elegidos por una importante porción de la población.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com