A quién creerle?

Por: Gustavo Zapata

Sec. Gral. CTA Morón Hurlingham Ituzaingó

Estamos pasando una larga tormenta, tan grave como la pandemia que se lleva vidas. Viene de muy atrás, pero nosotros la venimos viviendo y sufriendo desde 1976. Es el vaciamiento del sentido de las palabras. Lo que pensamos y sentimos toma forma con esta articulación de los sonidos y letras escritas. Pervertir eso es tan grave como la materia que así se expresa.

Cuando decían desaparecidos, teníamos que traducir: secuestradxs, torturadxs, violadxs, asesinadxs. Luego nos convencieron con la convertibilidad, logrando que muchxs pensaran que el peso argentino tenía el mismo valor internacional que el dólar… ¡Y se creyó durante tres períodos presidenciales!

Nos dijeron el campo, pero querían decir que los propietarios de tierras donde sus trabajadorxs producían soja y los primeros se llevaban las ganancias extraordinarias a las cuevas fiscales externas. Y que no querían aportar un poco para alzar la capacidad de consumo de otros, entre los que estaban sus propios trabajadorxs sin derechos ni aportes…

Luego vinieron los que decían asesinato de Nisman, pero significaba, todo lo malo que pasa es culpa de «la chorra». Y a su vez eso era que tenían que acusar y convencer, en esa acusación, a las mayorías, que una mujer inteligente, capaz de lograr dos gobiernos de prosperidad para las mayorías o de una votación mundial de apoyo a la reestructuración de las deudas de los países emergentes (es largo esto, no? Es más fácil gritar “la chorra”…). Pero gracias a esas iniciativas vamos a tener posibilidades y unos años de resuello para levantar la economía…

Falsedad entretejida con otras falsedades que llevaron a un estafador, contrabandista y espiador serial de sus propios parientes al gobierno. Fueron cuatro años de mentiras en la que cada acusación al kirchnerismo se convirtió en política secreta y liquidación oficial: tarifazos contra falta de inversión, robo descarado contra la corrupción de los otros, contratación de amigos por sueldazos contra los ñoquis… cada política del macrismo fue un juego de fantasmas, violento hasta la cárcel, persecución, amenazas y hasta muertes promovidas contra los enemigos de sus negociados.

Cuando vemos a los desaforados del obelisco y escuchamos los alaridos o, si logran calmarse y tratar de dar una explicación de por qué se exponen a contagiarse de una peste mundial, podemos tener una foto del mosaico de esperpentos, confusiones e ignorancias moldeadas a gusto del Departamento de Estado, los loros con carnet de periodistas, del amo y señor de los medios concentrados y sus defensores políticos. Cada vez que ciertas señoras repiten los libretos que vienen desde la Embajada, o conviene a los acreedores buitres, a los dueños del poder aquí y sus socios mayoritarios del norte, y escuchamos repetir estas barbaridades una y otra vez incluso por nuestros espacios… cada vez sentimos el martillo de la propaganda de Goebbels…

Tardaremos mucho tiempo en limpiar el idioma cotidiano de tanta mugre, de tanto doble sentido… o tal vez no lo logremos. Pero mientras haya personas que vivan como dicen, que hacen lo que postulan, que trabajan y organizan el trabajo de muchxs desde los principios que enuncian… mientras haya presidentes y vicepresidentas que ejecutan lo que prometen, sindicalistas que vivan como sus representadxs, empresarixs que cumplan con la ley y compartan algo de sus beneficios, científicxs y trabajadorxs de la salud que se jueguen la vida y la honra por la salud de un pueblo… hay una remota esperanza de que las palabras puedan expresar la realidad de nuestras vidas. Y de nuestros sueños.

Colaboradores diversos Huellas Suburbanas
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