A pesar de todo…

Del orgullo por un nuevo satélite de producción nacional, a las falacias informativas. De los reiterados yerros comunicacionales gubernamentales, a la maliciosa picardía del ejército de chicaneros, difamadores oficiales e impulsores de la “libertad de contagio” en las calles. Del tránsito exitoso de ministros de la cartera económica, a serios cuestionamientos a áreas sensibles como la educación, y ni que hablar de ciertos ribetes que alcanzan lo grotesco en la seguridad bonaerense.

Del exitismo de microclima, a esta realidad de prolongado invierno.

Yo adelante, ustedes atrás

 El individualismo más recalcitrante triunfó sobre la organización solidaria y la defensa de la vida en sentido de comunidad. Los loables esfuerzos por proteger a la ciudadanía, se vieron definitivamente eclipsados por los datos duros que ya posicionan a nuestro país en el selecto club de las naciones con mayor número de contagios por Covid-19.

La comunicación oficial ha sido voluntarista, siempre cálida, aunque en reiteradas ocasiones errática, sumada al inaguantable boicot, tergiversación o ninguneo que aplican, las 24 horas de cada bendito día, una enorme mayoría de los grandes consorcios multimediáticos; verdadero ariete de oposición irracional a toda medida que intente aplicar el actual gobierno central. Y cuya debida sanción no parece figurar en ningún rinconcito de la agenda de trabajo en Balcarce 50.

No sólo de pan vive el hombre

 Demasiado asesoramiento motivado en aquello de poner la otra mejilla bajo cualquier circunstancia, y demasiado escaso foco en la otra parte del drama, que implica saber echar a patadas a los grandes mercaderes y usureros de las principales esferas donde se toman decisiones de relevancia.

Siguiendo la línea de esa metáfora bíblica, bien se podría alcanzar la cruz, pero una cruz sin redención, ya que la memoria efímera de buena parte de la sociedad no aprecia esfuerzos nobles pero sin resultados de visible transformación general. ¿Que el contexto es pésimo y no se le da respiro? Ciertamente que sí. De hecho, lo hemos venido advirtiendo mes a mes. Pero si hay algo que resulta inadmisible, bajo cualquier circunstancia para esta publicación, es a causa de estas cuestiones, ser inducida a caer en la autocensura bajo el pretexto –fina e inconfesada sutileza- de no hacerle el juego al otro bando.

El único juego en el que participamos, es en dar a conocer realidades que vivencian, y en muchos casos padecen, millones de compatriotas. El resto es propaganda. Pero intentamos seguir haciendo periodismo, comunitario, barrial, alternativo, desfinanciado o como quieran titularlo. Periodismo al fin.

Blanco sobre negro

Aquella ilusoria esperanza del “vamos a salir mejores” luego de la pandemia, hoy se asemeja a un mal chiste del recordado José Marrone, luego de una mala noche…

La pandemia, por caso, ha servido para blanquear las insalvables distancias entre sectores de nuestra sociedad que ejercen la solidaridad con fuerte sentido del desarrollo de sus capacidades en función del bien común, y otro sector (a groso modo, de similar volumen poblacional) que agita cada vez con mayor impudicia el sálvese quien pueda, la ley del más fuerte, y toda clase de desdén por el sufrimiento del compatriota que tiene a su lado.

En dicho marco, no es de asombrar que la voluntad de construcción gradual de un desarrollo científico y productivo de matriz nacional, se vea obstaculizado una y otra vez por sectores que enarbolan una oposición deliberadamente intransigente, dizque irracional. Gane quien gane la pulseada, lo hará en un plazo no cercano. Y en el remanido “mientras tanto” de todos los días, seguirán quedándose compatriotas en el camino, ya sea por enfermedades o por secuelas de ciertos niveles de miseria que son un atropello a toda dignidad humana. En el camino también se van quedando hermanos y hermanas por angustia, o porque los tiempos de la política no condicen con las necesidades apremiantes de aquellxs.

Mientras tanto, la alta comedia parlamentaria prosigue con sus negociaciones y disparos a fuego cruzado frente a las cámaras de TV (que suelen dirimirse café por medio en privado) en simultáneo a la caída de más persianas de comercios y pymes, frente a una realidad – en parte causada por los estragos de una pandemia, en parte por el calamitoso estado de situación en que ya se hallaba el país post gestión macrista, y en parte por limitaciones y debilidades actuales- que se lleva puestas muchas ilusiones de los postergados de siempre.

Porque los que se caen del plano general, son los mismos de siempre. Los que apenas sobreviven, son los mismos de siempre. Y los que logran sacar buena tajada en medio de una crisis, también son los mismos de siempre. Leonard Cohen diría aquello de que “los pobres seguirán siendo pobres, los ricos se volverán más ricos… y todo el mundo lo sabe”.

Y a pesar de todo, como afirmaba esa gigantesca cantautora que fue Eladia Blázquez, “la fantasía / tejiéndonos sueños de amor y poesía / ciegos delirantes, / esquivando el lodo / vamos adelante… ¡A pesar de todo!

Nos leemos en la próxima edición, con mucha más agua que correrá por este torrentoso río. En la íntima ilusión que éste permita arrastrar algunos malos sedimentos, para despejar el camino del crecimiento con amplia inclusión social.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com